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La Vidita Literaria
viernes, octubre 17, 2003
 
Cízcalo, cízcalo, Diablo panzón...

El pasado martes se presentó nuevamente la novela de Xavier Velasco, Diablo Guardían, ganadora del Premio Alfaguara de este año. Fui por acompañar a mi amigo el Oso Escamilla, porque quería que Enrique Serna le autografiara un libro para su novia (de mi amigo, no de Serna). Llegamos medio tarde y nos agarró el aguacero. La cita fue en la Casa de Cultura de España, exactamente atrás de Catedral, en el Centro. Me dicen que allí antes había un restaurante llamado Las Sirenas. Lo remodelaron y quedó muy bien.

El lugar ya estaba lleno, así que nos sentamos en el suelo, a un lado del escenario, donde tocó el grupo Lost Acapulco. Vaciados estos cuates, yo no los había escuchado. Todos (menos el baterista, que me dicen que se hace llamar el Warpig) con máscaras de luchadores y camisas floreadas, tocan algo que algunos llaman surf, pero que a mí me pareció soundtrack de película del Santo. Dos rolas para entrar en calor.

Aparecieron Velasco y Serna, ambos con suéteres anaranjados. Entonces Velasco tomó el mantel de la mesa, lo metió en un bote que tenía a un lado, le roció alcohol que traía en una mamila y le prendió fuego. Dizque "para hacer un ritual que nos acerque más a los lectores porque finalmente también nosotros somos lectores". Ajá.

Serna, muy propio, tratando de sonar coherente ante tanta mamada autoindulgente de Velasco. Se supone que iba a ser diálogo entre ellos, pero Velasco es altamente proclive al yoísmo. Pobre: tanto tiempo se la ha pasado sintiéndose sobajado por el medio literario que ahora se quiere vengar o burlar haciéndose el irreverente. En realidad no es más que un payaso, bastante antipático por cierto.

El acabóse fue al final: Velasco se puso a cantar ¡un rap!, que viene en la novela. no se le entendió ni madres. Si de por sí Velasco habla como si siempre trajera la boca retacada de anfetaminas, imagínenselo rapeando.

El triste choucito del Velasco terminó y siguió el conciertito de Lost Acapulco. el vino, a pesar de ser de Domecq, no estuvo tan mal, pero se acabó bien rápido.

La verdad es que la novela no es como para haber ganado un premio que se supone tan importante como el Alfaguara. Es, como se comprende, una novela primeriza. no es nada nuevo. El monólogo de una descerebrada ya lo había ensayado con mejores resultados Gustavo Sáinz hace 30 años con La Princesa del Palacio de Hierro. Nacho Trejo escribió sobre ella una reseña muy acertada en el Nexos de este mes.

La cosa es que Alfaguara ya no sabe que hacer para legitimar un premio que está más desacreditado que la reputación de la ex secre de Brozo. Según supe, la novela de Velasco la empujó Javier Pérez Reverte para que quedara entre las finalistas. Ambos escritores se conocieron cuando el español andaba investigando para escribir La reina del sur. Se supone que la novela de Velasco está siendo un éxito de ventas en España y que la leen hasta los perros en las paradas de autobuses. ¿Será?

Yo leía a Velasco desde que escribía articulitos y reseñitas en las revistas roqueras de mi adolescencia, como Conecte, Sonido y Acústica. Recuerdo un artículo suyo donde le daba con especial saña a mis adorados Kiss. Se lo perdoné porque el ataque tenía una buena dosis de ironía y humor. Luego escribía en Sábado, con Batis, sobre música. La bronca fue cuando le dio por lo literario y entonces sí la cosa se volvió insoportable. hizo una biografía de Caifanes, que sirvió como primera piedra del pedestal para la estatua de Saúl Hernández como "rock star" tenochca. Y luego sacó una novelita, que nunca me topé. Luego me lo encontré en su website Full moon tonic.

A consecuencia del premio compré su libro de crónicas Luna hiena en las rocas y la verdad es que como cronista de antros es bastante pobre. Dice que se ha sumergido en lo más recóndito de la noche citadina, pero la verdad es que no lo demuestra, o lo hace muy limitadamente.

Le comenté al oso el paquetote que tiene ahora Velasco para escribir su siguiente novela y no salir con una mamada, tipo Volpi después del Seix Barral. Todo parece indicar que Velasco anda disfrutando sus 15 minutos de fama, pero que mejor lo haga en un antro nomás con sus cuates y que no convoquen a 300 personas a presenciar sus "provocadores" desfiguros.


 
Hay maderas que nunca agarran el barniz...

Todavía no me pongo al corriente con mi otro blog y ya empecé éste. La onda en este es comentar, informar y difundir los acontecimientos de la vidita literaria de la chilanga República de las Letras y de sus provincias, cuanto así amerite.

En tanto, mi otro blog se quedará para las cosas estrictamente personales. ¿Sale? Bueno, bienvenidos, que les aproveche.



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